sábado, 4 de junio de 2011

Cisne negro (Darren Arronofsky, 2010)


Vi "Cisne negro". Por principios, huyo de todo lo que ahora llaman hype, y me banco las ganas de lanzarme a eso de lo que todo el mundo habla, aunque me apetezca. Me castigo de esa manera, por higiene, porque el mundo va mucho más deprisa que yo y siempre hay una o mil piezas culturales antiguas que no he visto y que llevan años, décadas esperando a que las vea. La prisa mata, la efervescente actualidad me agobia. Solo cuando la película de los mil Óscares y los abrazos de crítica y público es sustituida por la siguiente, me aproximo a aquélla, y así ha sido y será siempre. Y ya todo el mundo ha hablado de esta película. Ya mi opinión no me importa ni siquiera a mí, y no sé ni qué decir. Pero vamos allá a pesar de todo.
Peliculón. Visualmente inmaculado, formalmente macanudo, simbólicamente perfecto (demasiado), actoralmente brillante. Pero: argumentalmente predecible como el melón con jamón. Y en cierto modo me pareció tramposo. Utilizar "El lago de los cisnes" no solo como zénit, sino casi como coprotagonista, y exprimir de esa manera una Obra Maestra devastadora, es como colar a un tullido en un concurso de lástima. Era inevitable, y al fin y al cabo el cine no es sino embuste, pero el efecto dramático, al menos a mí, se me fue al traste, no me creía nada, me cortó la paja en el mejor momento. No podía evitar pensar en la verdadera bailarina de ballet ninguneada detrás de las cámaras mirando con odio a la Portman, y sobre todo en el jodido brasas de Arronofsky frotándose las manos en cada plano, el autor de ese espanto disuasorio de sobremesa con ínfulas que fue "Requiem por un sueño" tratando de colárnosla otra vez con la lágrima, la pose, la cámara con Párkinson y el soniquete de Clint Mansell, pero esta vez, encima, mancillando la memoria del mismísimo Piotr Ilich Tchaikovski. Estas cosas me dan un poco de rabia y me cortan el rollo, no sé si me explico. Más respeto tuvieron La Trinca descojonándose de Strauss que Arronofsky sirviendo en bandeja una paletada de lágrimas a todas los ancianas que acuden, casi en exclusiva, a los cines del mundo a escuchar "El lago de los cisnes", con un nudo en la garganta y aplaudiendo con las orejas cuando la pobre y esforzada chica mona (hace como que baila) y encima se rompe los tendones por el camino y se transforma en cisne. Más honesto me pareció Paul Verhoeven al rodar "Showgirls", que era poco menos que esto, con la única excusa de mostrarnos las tetas de la Berkeley. Un cóctel de esforzada superación humana, ballet, chicas malas de instituto y sobredosis de música clásica que sale por el lagrimal, que te pone pedo pero deja mala resaca. No pude dejar de ver en "Cisne negro" una historia vista mil veces, con la madre sobreprotectora, el partido de fútbol que se gana en el último segundo, la chica maltratada, la envidiosa, la escena del hospital, el despertar sexual... Que lo tiene todo, vamos.
Pero, no nos engañemos, insisto: me gustó mucho "Black swan", no me puedo engañar; aunque solo sea porque es lo que hay, y algunas tardes al cine le pedimos exactamente lo que aquí se nos da. Y me sabe hasta feo hablar mal de esta película, nacida para ser tildada de "magistral" sí o sí, porque lo dice Hollywood. Me gustó muchísimo Vincent "Vinz" Cassell, me puso berraco Mila Kunis y me creí bastante a Natalie Portman, aunque debiera compartir sus premios con su doble de cuerpo (a quien no podía dejar de vislumbrar entre bambalinas) y no me interesa nada de lo que hizo después de "León". Pero a) "Mis problemas con" Arronofsky vienen de lejos; b) las buenas historias de sacrificio las ha hecho todas ya la Disney; c) cuando me insisten en que llore y me emocione, y encima a base de sobredosis de música clásica, me siento como si me metieran el dedo en el ojo; y d) el ballet es de maricas, quien quiera emocionarse viendo el ballet, que vaya al ballet a ver "El lago de los cisnes". Y es todo lo que se me ocurre.
Bueno, una cosa más por el mismo precio: el mismo día que vi ésta echaron en televisión "Teen Wolf (De pelo en pecho)", y creo haber descubierto que se trata de la misma película, cambiando dispciplina deportiva, pluma por pelo y Tchaikovsky por Beach Boys.

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