jueves, 9 de junio de 2011

Paul (Greg Mottola, 2011)


El dúo de orfebres del entretenimiento formado por Simon Pegg y Nick Frost acaban de regalarme otro momento mágico delante de la gran pantalla del Roxy C. En este caso, la cosa va de nerds, literatura de ci-fi, Roswell, un marciano cachondo de cgi, rednecks, hombres de negro y kilómetros y más kilómetros de carretera a través del desierto, desde la Comic-Con de San Diego hasta la Torre del Diablo de Wyoming en una autocaravana. Si "Shawn of the dead" se convirtió al instante en mi comedia de terror favorita de todos los tiempos (con permiso de Fronkonstin y la Noche de guardia de Chris Peterson), y "Hot fuzz" en la mejor comedia de suspense jamás rodada (desbancando a "Un cadáver a los postres"), debido al cóctel de referencias, gags y escenas de acción en paraíso fílmico-sentimental ideal, "Paul" está a la altura, y se pone a la cabeza del subgénero de parodias de alienígenas y conspiraciones. Clive y Graeme (Nick y Simon) son respectivamente un escritor de ciencia-ficción británico y su mejor amigo e ilustrador, que están de visita en la Comic-Con, y aprovechan para saciar su curiosidad dándose una vuelta por el Área 51. Y de pronto se topan con Paul (le pone la voz Seth Rogen), un simpático marcianito que lleva 60 años en la Tierra escondiéndose de los humanos, está hasta los huevos y necesita ayuda para alcanzar el punto de recogida para volver a su planeta, antes de que le agarren los Hombres de Negro y se le cepillen. A partir de tan simple argumento, a la road-movie se van sumando personajes, como una fanática religiosa tuerta (¡Kristen Wiig!), su padre el paleto de gatillo fácil, una pareja de peones de la CIA, un pez gordo a su cargo, una vendedora de souvenirs marcianos local, dos marrulleros de bar de carretera, una anciana testigo de la llegada de Paul hace 60 años y tomada por loca... Pegg y Frost cuentan para esta aventura con la complicidad de un buen puñado de cómicos yanquis de última hornada, del SNL o alrededores, como el propio Rogen, Bill Hader, Kristen Wiig, el gran David Koechner o Jason Bateman. Y de paso se zambullen en una catarsis de guiños, roles secundarios y cameos de astros norteamericanos del fandom, de Spielberg a Sigourney Weaver, entre otros. Como siempre, las mejores bazas de la pareja creativa/protagonista son su propia vis cómica y la arrolladora química entre ambos, y un goteo incesante de humor inglés, college humor, acción, ternura, tensión, armas de fuego y explosiones. Qué ganas tenía de verla, y qué a gusto me he quedado.

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