domingo, 12 de junio de 2011

Red Hot Skate Rock ( Robert S. Douglas, 1987)


Si hay alguien en este mundo que merece que le escupan en la cara el bartsimpsoniano "tú antes molabas", son (con permiso de Aerosmith) los dichosos Red Hot Chili Peppers. Convertidos desde hace 10 años en una parodia de los Carpenters que reniegan de todo su glorioso legado anterior a "Blood sugar sex magik", es importante recordar de vez en cuando que en su rebelde juventud estos cuatro locatis eran una trituradora sexy que recogía lo mejor de Funkadelic, la Sly Family, Bo Diddley o Motörhead, y lo vomitaba en versión arrolladora, berserker y cachonda. Aquellos tiempos sepultados en el olvido de Fight like a brave, True men don't kill coyotes, Organic anti beat-box band, Out in L.A. o Love trilogy, uno de mis recuerdos felices. El abismo entre Me and my friends y My friends es insondable, incomprensible, triste. Incluso Aerosmith, desde el pozo hediondo en el que llevan décadas enterrados, tuvieron los santos cojones de publicar "Honkin' on bobo"; pero estos nada, ahí siguen (¿siguen?) venga a hacer el ridículo disco tras disco. Vale que entre medias están la heroína o el cadáver de Hilell Slovak. Que tuvieron nenes, empezaron a compartir escenarios con INXS o quien fuera, pero qué manera de abandonarse, de insultar a sus fans de los primeros años. Este VHS, recuperado en 2002 en forma de DVD, recupera una de las primeras filmaciones que existen de RHCP sobre las tablas. Todavía estaba Slovak ahí. Flea está completamente loco. El antiguo batería, como se llamase, en su correcto papel de batería ni siquiera sale en las imágenes. Y Kiedis ya era un mito sexual y artístico, pero por suerte aún no lo sabía. Aquí está contenido lo mejor de los RHCP, lo que nunca debieron dejar de ser. Con 8 cortes de su mejor repertorio ochentero, sin pausas, incluídos homenajes a AC/DC, Hendrix o los propios Funkadelic. Antes de aprender a fingirse a sí mismos. Parte de la gracia del concierto, además, está en que el show fue organizado por Vision Streetwear, y tuvo lugar durante una exhibición de skate, con el propio Tony Hawk a la cabeza patinando en un doble half-pipe montado justo delante del escenario, un lejano antecedente del Vans Warped Tour. Si algo valió la pena de los 80, fue este concierto y no los Chiripitifláuticos de los cojones.

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