miércoles, 1 de febrero de 2012

Fishbone - Crazy glue (2011)


Estoy enfermo. De momento creo que no tengo mucha fiebre, porque no llego a estar tan embotado y jodido, pero ando arrastrando los pies por la casa cubierto por siete capas y estornudando como un tigre dientes de sable. Pero tarde o temprano tengo que actualizar esto. Estos días estoy escuchando muchísimo a The Tiger Lillies, completamente obsesionado y rebuscando en cada rincón de su discografía. Ya les dedicaré una serie de posts, o probablemente uno solo (porque me consta que la gente no tiene mucho interés en este grupo de culto tan extraño). Pero ahora mismo me ha dado por mencionar el nuevo disco de Fishbone, que he estuve escuchando atentamente un par de veces el lunes, antesdeayer. Yo era fan de Fishbone de chaval, tenía una camiseta suya y unos boxers con su logo muy chulis que me compré en el Discoplay. Eran un poco peores que los Red Hot Chili Peppers, hasta que estos se convirtieron en una especie de parodia de los Carpenters, y Fishbone han pasado a ser lo que RHCP podrían haber sido... pero en peor. Porque son negratas, y porque del charme noventero no les quedó nada. Los Redhot bebían de George Clinton, pero también de los Clash, de Iggy Pop o de Mötorhead; y los de la raspa se quedaron en el funk ochentero, y apenas han evolucionado desde ahí hacia el reggae (¡el horror!) o el metal más blandito (esto es, el cesio).
Estuve escuchando este disco el lunes, vivo a duras penas, durante algunas de las 24 horas que pasé subido en la cama. Me coloqué el portátil sobre la panza, y con el ratón a modo de palanca de cambios conduje a través de toda Nueva Inglaterra montado imaginariamente en el renqueante cocherito de Google Street View. Fue un viaje maravilloso, que me llevó por todo el extremo nororiental de EEUU, visitando pueblitos desolados de Maine, en busca de localizaciones de las novelas de Stephen King. De vez en cuando me adelantaba alguna ranchera (con el maletero sin duda abarrotado de cadáveres de cheerleaders) o algún adiabolado Buick. También estuve correteando y haciendo trompos en Xenia, OH, en Centralia y lugares aún peores, dejándome llevar y disparando mentalmente a las latas. Fishbone me hicieron compañía durante todo ese rato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario