martes, 4 de agosto de 2015

"La Banda de los Bikinis Rosas vs Cobras Negras" (Julio Aldama Jr., 2013)

Descubrí estos días (sin querer) que existe un novísimo cine mexicano de auteur, que se está haciendo ahora mismo como churros, repleto de acción, suspense y sensualidad. En la línea de las horripilantes películas de blonde bimbos de Andy Sidaris, pero con cien veces menos presupuesto, sin explosiones y cambiando los sugerentes hoteles de lujo de Malibú por trasteros y aparcamientos públicos de Chihuahua, el productor chatarrero Ramón Barba Loza y el director y ¿actor? Julio Aldama Jr. (supongo que estirpe del legendario Julio Aldama) están legando al mundo docenas de películas de tiros y chicas en bikini. Huelga decir que se ruedan en pocos días, a partir de argumentos simplones, escenas absurdas y diálogos improvisados sobre la marcha. La cuestión es hacer desfilar a un puñado de actrices no profesionales con grandes pechos, que ocupen planos en las que sujeten armas o se peleen entre ellas. Ésta es la segunda de la trilogía iniciada por "La Banda de los Bikinis Rosas" (2013), y cerrada por el momento con"La Banda de los Bikinis Rosas 3: Las Cobras Negras contraatacan" (2013). Por alguna razón, la trilogía no tiene ni siquiera ficha en IMDb, pero juro que existe. Igual que existen muchas otras producciones de Barba Loza protagonizadas por luchadores bizarros como Máscara Sagrada, los Superhéroes Galácticos, El Fantasma, Padre Tormenta, Kato Kung Lee, el Gato Salvaje... y muchas otras comedietas sexies de este estilo, como "Mexican gigoló" (2013), "Diana la cazadora de chóferes" (2013), "Las colegialas traviesas" (2013), "Pícaras enfermeras" (2013)... Un verdadero filón de cine salchichero. No recuerdo cómo se materializó "Bikinis Rosas vs Bikinis Negros" en mi disco duro, pero supongo que fue fruto de mi obsesión con el cine de luchadores, porque Huracán Ramírez Jr. tiene una aparición estelar como entrenador de las del tanga rosa (dos largas escenas de fitness en las que vemos a las tías buenas medio desnudas haciendo ejercicio en primerísimos planos), e incluso pelea en el ring contra Coco Rojo, un luchador de la AAA que mantiene viva la larga tradición de luchadores disfrazados de payaso (literalmente). Las Cobras Negras del título son cuatro tías buenas en bikini negro, que lideradas por un joven tan poco expresivo que parece también enmascarado, y en su malvada obsesión por recuperar un microchip que puede destruir el multiverso, se enfrentarán a las de bikini rosa un par de veces para que podamos ver primeros planos de carne bamboleante aproximadamente cada cinco minutos. Todo es muy crudo y está acompañado de una música muy molesta, pero en realidad tiene cierto encanto: la inocencia del cine mexicano, el candor del cine barato pero entusiasta, el humor involuntario ante tanto fallo de ráccord y tanta frase a gritos recién aprendida (sale hasta una imagen aérea de una ciudad que supuestamente es Madrid-España, pero si lo es probablemente sea de los años sesenta), el post-camp de un cine de acción colorista e impostado de bajo presupuesto... Yo he abusado bastante del botón de avance, pero probablemente la trilogía resista un visionado en grupo, entre manotazos y carcajadas bajo la influencia.

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