jueves, 8 de septiembre de 2016

"Trilogía de Argel" (Yasmina Khadra, 1997)


Sigo con reseñas de lecturas recientes. Hoy me he acordado de la semana que estuve enfrascado con éste, una de las interminables semanas llenas de interminables viajes en la EMT. El libro me lo prestó un amigo, que me pilló cotilleando sus estanterías a comienzos de agosto un hermoso día que fui a visitarle a su chalé de la Sierra, justo cuando ya me iba. Me dijo que me gustaría. Me enfrenté a él a ciegas, y me gustó mucho. Siendo sincero, después de engancharme muchísimo a las primeras páginas con la florida prosa del autor, sumergiéndome poco a poco en los oscuros callejones del Argel finisecular, plagado de políticos corruptos y aspirantes a terrorista suicida, me decepcionó un poco, al ir descubriendo que se trataba de novela negra humorística. En un principio pensé que estaba ante una lectura extrema y epifánica en la línea de Mohamed Chukri, y estaba fascinado preparándome para cotillear bajo la alfombra de esa urbe caótica y exótica. Pasado el breve desencanto, disfruté, ya relajado y con menos intensidad, de las aventuras de risa del comisario Brahim Llob, en estas tres fantásticas novelas de corruptelas, asesinatos y bajos fondos. Las descripciones de la ciudad que usa el premiado autor (un barbas con el mismo nombre que tenía una niña de 8 años que conocí hace mucho y que me asalta la memoria de vez en cuando), esa prosa poética desesperada repleta de imágenes bellísimas, metonimias y metáforas que abren cada capítulo, son lo que más me gustó del libro. El resto es entretenido y divertidísimo hardboiled clásico en un entorno asfixiante.

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